domingo, 5 de enero de 2014

Capítulo 2



Comenzaron a avanzar lo días hasta que llegó el siete de septiembre. Tenía las maletas hechas y un bolso preparado, más la ropa que hoy llevaría en el viaje. Sonó el despertador, estiré mi brazo derecho y palpé con la mano toda la mesa de noche, hasta que lo encontré, y de un ligero golpe lo apagué. Me incorporé y estiré los brazos, di un pequeño suspiro. Hoy, era el día. Me levanté y terminé de estirarme. Con ímpetu me dirigí al baño y me pegué un baño relajante. Estuve como media hora allí. Luego, salí y me puse la ropa que ya tenía preparada. Me sequé el pelo y bajé como pude las maletas.
Poco después llegó Liam con su coche, nos saludamos y metimos todo en el maletero. Entré una vez más dentro para despedirme de todos.

-Hija, cuídate mucho. Ten cuidado con lo que haces, y sé ordenada. -Dijo mi madre que casi se le salía una lágrima. Ella era nueva en esto. Decía que sentía que su niña se hacía mayor. Yo evité esa lágrima con mi dedo índice y le di un abrazo.

-No pasa nada mamá. Estaré bien.

-Bueno -continuó hablando mi padre.-Estudia mucho, y saca buenas notas. Sé que puedes pequeña. -Yo le sonreí y le di un abrazo. Después miré a mi hermana. Ella abrió los brazos y yo le abracé mientras la cogía en cuello.

-Hasta luego mocosa -dije cariñosamente. Ella me abrazó un poco más fuerte.

-No juegues con otras niñas a la consola, solo eres mía.

-Pues claro que si, en cuanto venga echamos unas partidas.

La dejé en el suelo y los despedí a todos con la mano. Ellos me sonrieron. Ya les vería en las vacaciones de Navidad.

Salí y me metí en el coche. Liam, arrancó el motor y comenzó a conducir en dirección al aeropuerto mientras escuchábamos a Los Beattles. Yo iba tarareándolas y él sonreía, lo veía de reojo sonreír por mi tarareo.

Cuando llegamos él me ayudó a dejar las maletas en la cinta el equipaje. Pasamos y esperamos al vuelo.

-Bueno, ¿no te volveré a ver hasta navidades, verdad?

-Cierto... -contesté algo mustia. Lo que menos me gustaba de irme, era esto. Que tendría que irme de su lado.

-Nunca pasamos tanto tiempo separados.

-Lo se...

-Pero aguantaremos ¿verdad? Sé que puedes. -Yo asentí aún algo mustia. Él se puso enfrente mía y me dio un abrazo. El último en mucho tiempo.

-Pues claro que si.

-No mires muchos chicos allí eh -dijo bromeando.- Haz muchos amigos y amigas, pero no olvides que aquí me tienes.

-Pues claro que no te olvidaré bobo. A demás, solo es hasta navidad. Luego vendré quince semanas de vacaciones.

-Aquí estaré esperándolas.

''Personas con destino a Londres, embarquen en el vuelo 45''

-Te quiero. -Dije yo.

-Más -contestó y me dio un rápido beso en los labios. Nos separamos, y fui hasta el avión pasando los controles de seguridad. Mientras buscaba mi asiento, me di cuenta de que todo el mundo era aproximadamente de mi edad. Eran todos universitarios y universitarias. Me senté en el asiento número 32, al lado de una chica.

-¿Perdona? Mi asiento es el de al lado. -Ella me sonrió y apartó la mochila que tenía en el asiento, para poder sentarme yo.

-¡Hola! Me llamo Amber, ¿Tu?

-Encantada Amber, yo me llamo _____.

-Un placer. ¿Eres de España también? -yo asentí- ¿Qué vas a estudiar fuera verdad?

-Exacto. ¿Cuántos años tienes? -pregunté por hacer más ameno el viaje, aunque aún no había ni comenzado el despegue.

-Diecinueve, cumplo veinte en un mes. ¿Tu?

-Veinte. Recién cumplidos. -Dije sonriendo.

-Eres preciosa, mira que hoyuelos, pareces como una niña mayor. -Yo reí y ella hizo lo mismo.

Sonó por los altavoces del avión que debíamos ponernos los cinturones de seguridad, en breves despegaríamos. Estuve un rato hablando con esta chica, Amber. Hasta que ambas nos cansamos de hacer preguntas. Yo, cogí mi iPod y me puse unos cascos. Era hora de un poco de relajación mientras observaba mi alrededor. Cómo la gente, al igual que Amber y yo, no se conocía de nada. Creo que no vi a nadie que conociera a alguien, aquí eramos todos desconocidos.

Continuará...


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