viernes, 8 de noviembre de 2013

Capítulo 36


Pasaron las horas. No había ninguna noticia, todos seguíamos allí. Las lágrimas se habían secado, pero a todos nos corría el miedo por las venas, por la respuesta del doctor que saldría en algún momento de la sala.

Eran como las nueve y algo de la noche. Parecía que el tiempo no quería pasar. Cada vez eran más los nervios.

Poco a poco llegaba la hora de tener que irnos a la universidad para dormir. Nuestro toque de queda era a las diez. Pero esto era un cao importante, así que llamamos al centro para avisarles de que no podríamos ir mañana por la mañana a clase por este asunto.

Seguían pasando las horas. Ya no había ningún llanto. Todos se encontraban dormidos en sus asiento. Algunos todavía tenían lágrimas en la cara recientes. Yo era el único que no había logrado conciliar el sueño.

Numerosas veces intenté ver algo a través de los cristales de la puerta, pero para mi desgracia no se veía nada, ya que era un cristal translúcido.

Seguía esperando. Miraba cada poco mi reloj, eran las cinco de la mañana cuando me cansé de dar vueltas y me arrodillé en el suelo.

-Por favor, no nos hagas esto -dije yo – te quiero demasiado.

Salió en ese mismo instante un doctor de la habitación, yo me sobresalte y fui rápidamente hacia él.

-DOCTOR DOCTOR -con mis gritos desperté a los demás, y al vernos también vinieron velozmente a escuchar lo que diría el doctor-¿QUÉ OCURRIÓ? ¿QUÉ TAL ESTÁ _______?

-Chico... _______ está....

Continuará....

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